El general comandante de la Tercera Brigada del Ejercito Nacional debe actuar con prontitud y establecer las responsabilidades de lugar en lo que tiene que ver con las acusaciones de abuso de poder formuladas contra el coronel de apellido Cruz Báez, del G2 , según se estimó hoy en diversos círculos sanjuaneros.
De acuerdo con ese criterio tal oficial se comporta como en viejos tiempos ya superados en los cuales los militares creían estar por encima de los civiles, a los cuales maltrataban.
Ese comportamiento abusivo primó,esencialmente, durante la dictadura de Trujillo y en los 12 años de Balaguer.
El coronel Cruz Báez está acusado de quitarle su arma de fuego, arbitrariamente, al empresario Andrés Morillo, quien portaba una pistola 9 milímetro con su permiso legal correspondiente. El oficial se la quitó y supuestamente la envió a la armería ubicada en el Ministerio de Interior y Policía de Santo Domingo, en donde es muy difícil que se produzca una devolución de un arma de fuego “a menos que la persona no esté muy pegada” con alguien del gobierno.
Se ha dicho que al coronel Cruz Báez es importante “ponerlo en su lugar” para evitar que continúe cometiendo excesos y abusando de los civiles en San Juan de la Maguana, escudado en su uniforme militar. Dicho oficial también le ha faltado el respeto, con palabras groseras, a importantes funcionarios del gobierno. Es un oficial prepotente y altanero que pretenden convertirse en un azote en la provincia.
El empresario al cual despojó de su arma de fuego es hermano de una persona que trabaja con el ex senador Ramón de la Rosa, que es ahora Cónsul General del país en Haití, y cuando fue informado de ello su expresión pública fue de que “Ramón de la Rosa no es nadie”, lo que da entender el alto grado de engreimiento en que se encuentra dicho oficial, lo cual lo inhabilita para desempeñar el importante cargo de coronel.
Consideran que ese señor debe saber que los tiempos en los cuales “la guardia leía como quiera” pasaron hace mucho tiempo en la República Dominicana.
