Eduardo Dauhajre, sanjuanero de origen libanés falleció el pasado sábado en Santo Domingo, donde residía desde hace varios años. Su muerte ha impactado la población de San Juan de la Maguana, comunidad donde vivió sus mejores años y por la cual se preocupó de diversas maneras. Se le considera un gran munícipe por eso.
Su hijo menor, Eduardito,le escribió esta carta póstuma., la cual publicó en su muro de facebook:
Amado papá,
Anoche fue tu partida y es difícil no sentir aún el dolor que me produce el no escuchar el sonido de tus pisadas cansadas acercándose a la puerta o el tono de tu voz llamándome por mi nombre.
Tu muerte es uno de los momentos más tristes que he enfrentado y para lo cual no estaba preparado, pero no me culpes por favor, ¿quién puede estar listo para terminar una relación tan sólida y hermosa?
A veces, aún hoy con todos mis años, soñare en despertar y que estás ahí, acompañándome, aconsejándome, cuidándome…
En ocasiones también me enojo contigo, aún después de todo este tiempo, nunca me ha abandonado . Sin importar la edad de una persona, ante la muerte de su padre aflora el sentimiento del niño que siempre se fue en su presencia.
Pero tanto los sueños como el enojo terminan pasando y dejan lugar a la gratitud y la esperanza.
Agradezco y honro el tiempo que me fuiste prestado, ese tiempo que pasó lento en mi infancia y como un rayo en mi adultez, pero un tiempo en el que nos pertenecimos.
Agradezco y honro tus regaños, tu firmeza al decirme NO cuando tenías que hacerlo, porque ahora que soy padre comprendo que era necesario que así ocurriera porque tú sabías mejor que yo lo que me convenía a largo plazo y no solamente en el capricho del momento.
Agradezco y honro tu guía y tu apoyo, tu respeto y tu aliento así como tu alegría y tu tristeza, porque gracias a ello aprendí a vivir la vida y a entender que tanto cosas malas como cosas buenas son parte de ella y que eso está correcto.
Agradezco y honro tu elección con mi madre, supiste encontrar a la mujer perfecta como formadora de tu hijo; y te agradezco también a mi hermano, fiel compañero de aventuras en familia.
Agradezco y honro infinitamente tus errores porque me permitieron (muchas veces dolorosa pero eficazmente) entender que no eras un dios ni un súper héroe, sino un ser humano integral, algo en lo que aspiro a convertirme.
Agradezco y honro tu muerte (aunque sé que suena horrible), porque aunque no lo comprendí entonces, llegó en el momento exacto. Porque era el momento de tomar la estafeta de mi vida. Porque gracias a ella no tuve más tu sombra y eso me impulsó a madurar. La lección más grande de tu vida me la diste el día que partiste.
En fin papá, hoy te agradezco y honro cada uno de las experiencias que pasamos juntos y que nos hicieron mejores personas, mejor padre y mejor hijo. Y como te dije al principio, también está presente la esperanza que me inyectaste con tu presencia.
La esperanza es: que confío en convertirme en una persona íntegra, capaz de conocer sus capacidades y de aceptar su errores, de aportar algo a la vida y a sus semejantes, de guiar con el ejemplo adecuado a mis hijos tal como tú lo hiciste conmigo. De vivir mi vida lo mejor que pueda y que algún día alguien me honre en mi recuerdo.
Tengo confianza y tengo esperanza.
Gracias y recuerda que te amo, papá
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